martes, 26 de octubre de 2010

Materiales Reciclados en la Construcción

La innovación necesaria para la Comunidad
Existe la necesidad ecológica de dejar de utilizar tierra fértil (como en los ladrillos horneados) y usar en cambio capas más profundas y tierra de menos calidad, como la necesaria para el suelo-cemento. También se puede “ahorrar” suelo, reutilizando para los bloques y ladrillos de suelo-cemento, desechos de obra (cascotes, restos de cerámicos, de vidrios, etc) moliéndolos adecuadamente e introduciéndolos en los moldes como áridos, con la proporción adecuada de cemento.
Son muchos los inmuebles que se derrumban cada año, dando lugar a lo que todos conocemos como “escombros” pero que en realidad no son otra cosa que “residuos de construcción y demolición” (RCD), y cuyo fin termina siendo siempre el vertedero. Los desperdicios de la construcción que antes eran considerados basura pueden ser aprovechados de nuevo, ahorrando así energía y recursos y prolongando la vida de la naturaleza.

Materiales reutilizables y reciclables
El vidrio es el único material que tras someterse a un proceso de trituración puede reciclarse al 100%. A nivel de nuestro planteo, puede utilizarse como mampuesto (botellas), como árido dentro del hormigón, etc. Las botellas descartables de gaseosas son sumamente resistentes, y el vidrio molido puede utilizarse como arena (su composición es la misma).
La madera también puede ser reciclada para disminuir la tala de árboles y respetar así el medio ambiente. El material reciclado es confeccionando con fibras, astillas y partículas de madera procedentes de antiguos edificios, muebles, bases de pisos, vigas, puertas, techos o paredes. Se consiguen así desde vigas hasta paneles de diversas características. La reutilización de carpintería de madera representa un enorme aporte en este sentido.
Las tradicionales tejas de cerámica ya pueden ser sustituidas por otras fabricadas con plásticos reciclados, convirtiéndose así en otro producto ecológico con grandes ventajas, entre las que cabe citar la disminución del peso de nuestros tejados hasta en un 50% y su capacidad para no romperse durante el proceso de almacenaje, distribución y manipulación. Existen tejas de asfalto orgánico que contienen una gran cantidad de papel reciclado y otras elaboradas a partir de fibras de madera manufacturadas, que son de mucha mejor calidad que las tradicionales tejas sintéticas.
Áridos. Los escombros procedentes de todo tipo de obras, tras someterse a un delicado proceso de clasificación y separación, son triturados para generar áridos de gran calidad, entre los que se encuentran la gravilla o la arena reciclada, y que son capaces de ser reutilizados en la elaboración de hormigón, en carreteras y en todo tipo de edificios y obras públicas. Esto supone un incremento importante en el beneficio medioambiental, ya que conlleva explotar cada vez menos yacimientos de piedra natural y de otros áridos.
El metal más utilizado en el mundo es el acero, sobre todo en la construcción y la fabricación de electrodomésticos o automóviles, por lo que su correcto reciclaje tiene una destacada importancia ecológica y económica. Para nuestros fines se puede aprovechar de diversos modos: acero para hormigón armado, recuperándolo de vigas y losas demolidas, para la realización de contenciones, dentro de encofrados perdidos de neumáticos, recuperando el alambre tejido para usarlo como malla dentro del hormigón armado o ferrocemento, etc.
Los copos de papel reciclado funcionan como un excelente material aislante de ruidos y de altas y bajas temperaturas, ejerciendo a la vez una función protectora contra el fuego y todo tipo de roedores. Tras un efímero proceso, el papel de periódico puede llegar a convertirse en un eficaz aislante natural como es la celulosa reciclada, transformándose en paneles semirrígidos de alta densidad que a largo plazo resultan más económicos y mejores que los tradicionales y que tienen la peculiaridad de absorber más de un 15% de humedad.

Las casas de papel, una alternativa ecológica
En Córdoba construyen viviendas con ladrillos hechos de envoltorios de golosinas y techos de cáscara de maní. Los cartoneros porteños trabajan en proyectos similares.
Un proyecto experimental ya construyó cuatro casas con paredes que contienen el papel de miles de alfajores, caramelos, chocolates y galletitas. Incluso, los techos también son ecológicos y reciclados, están hechos con cáscara de maní. Estos nuevos hogares intentan dar una solución al problema habitacional, aparte de generar trabajo y cuidar el medio ambiente. El Centro Experimental de la Vivienda Económica (CEVE), que funciona en Villa Siburu, acaba de concluir este proyecto en el que 6 jóvenes desempleados de entre 18 y 24 años tuvieron la posibilidad de ampliar sus viviendas con estos nuevos y originales materiales. Al ser mezclado con cemento y otros aditivos, el papel se convirtió en el componente fundamental para construir los ladrillos ecológicos de esas casas. Los nuevos materiales son resistentes, térmicos y funcionan como aislantes acústicos. A su vez pesan menos y cuestan la mitad que un ladrillo común.
En Buenos Aires, el Museo del Reciclado del Gobierno de la Ciudad, junto con el Centro Experimental de la Producción (CEP) y la Universidad de Buenos Aires (UBA), también trabajan en el desarrollo de nuevos materiales para la construcción. A través del museo se hace una valorización del residuo sólido urbano y luego lo recuperan para transformarla en algo útil. Además de ladrillos, se construyen tejas, placas o pisos con latas de gaseosa, botellas y cajas de tetra-brick. En este museo funcionan talleres donde reciben capacitación los cartoneros o recicladores y toda persona que esté interesada por la ecología. Los profesionales les enseñan las técnicas para que la basura se reconvierta y adquiera un valor. Son proyectos de viviendas económicas que tratan de solucionar en parte el tema habitacional crítico que muchas veces enfrentan los sectores más pobres.
En Estados Unidos también se consigue: se llama “papercrete”. Se trata de una mezcla de papel reciclado, cemento, agua y arena que estaba patentada desde 1928 y ahora se redescubrió. La correcta compresión del material hace que los ladrillos sean resistentes, incluso al fuego, después de haber estado expuestos durante 9 horas a 1800 grados de temperatura.

La experiencia del CEVE
Los ladrillos y paneles de papel fabricados por el CEVE tienen varias características únicas. En primer lugar, son mucho más livianos que los materiales de rutina. “Un bloque de cemento tradicional pesa 14 kilos; los nuestros, ocho” –detallan los Arquitectos- “Un ladrillo normal pesa dos kilos; los que fabricamos nosotros, un kilo cien. Sobre este material prende muy bien el cemento, porque es muy rugoso. Y, además, como tiene mucho aire, funciona como una aislación térmica muy efectiva”.
Para comprobar "en el terreno" las virtudes de este desarrollo, el CEVE contrató a un grupo de jóvenes de entre 18 y 24 años (algunos con hasta tres hijos) de un barrio precario cercano. Los voluntarios recibieron unos 200 pesos mensuales -por cuatro horas diarias de trabajo- para que fabricaran sus propios ladrillos y construyeran sus propias casas. El resultado son seis casitas, de tres por seis, con estructura antisísmica. "El presupuesto que nos otorgó la agencia alemana GTZ para hacer los prototipos, nos alcanzó para hacer viviendas de una sola habitación", dicen. "Si esto se convirtiera en una política de Estado, con el mismo subsidio del plan Jefes y Jefas de Hogar se podría estimular un trabajo cuyo producto sería para los propios interesados. Les permitiría construir sus casas y, a la vez, limpiar el medio ambiente".

Nota: parte de esta información fue tomada de diarios locales.